Voy a contarte algo que me ha pasado estas vacaciones y que, aunque lo he vivido en primera persona, sé que le pasa a muchísima gente.
Me fui unos días a un apartamento turístico. Bonito, muy bien situado, limpio, con todo lo necesario… a priori, perfecto para desconectar.
Pero había un problema: el colchón.
Y no era un problema pequeño. Era incómodo, blando en unas zonas, duro en otras, con esos bultos que te recuerdan cada minuto que no estás en tu cama. Dormí mal desde la primera noche. Y cuando trabajas en el mundo del descanso como yo, y sabes la importancia real de dormir bien, lo notas todavía más.
Durante esas noches, me levantaba con dolor de espalda, el cuello tenso y esa sensación de cansancio que no te suelta en todo el día. Y sí, estaba de vacaciones, pero no las disfruté al 100%.
Porque dormir mal no es solo estar cansado. Es que te cambia el humor, te cuesta concentrarte, pierdes energía y hasta las cosas bonitas te saben a menos. Todo se vive a medias.
Y lo más curioso es que no era la primera vez que me pasaba. En otros viajes también he encontrado colchones malos, viejos o de mala calidad. Y siempre pienso lo mismo: ¿por qué no le damos más importancia al descanso de los demás?
Lo veo constantemente: cuando alguien monta un apartamento turístico o amuebla una casa para alquilarla, dedica mucho tiempo a decorar, elegir muebles bonitos, comprar electrodomésticos… pero en el colchón recorta presupuesto.
Se piensa: “Total, es para dormir un par de noches”.
Pero dormir no es un trámite. Es el momento en el que el cuerpo se regenera, la espalda descansa, los músculos se relajan y el cerebro ordena todo lo vivido. Si eso falla, falla todo lo demás.
Y si tienes un alojamiento, aunque no te lo digan a la cara, lo que recuerda el huésped es cómo ha dormido. Puede que ponga en la reseña: “Todo genial, salvo el colchón”… y eso es suficiente para que no vuelva.
Para mí, como profesional del descanso y como persona, un buen colchón es la base de cualquier alojamiento. No es un lujo, es salud.
Un colchón de calidad previene dolores de espalda, ayuda a mantener una buena postura, mejora la circulación y permite un sueño reparador.
No se trata de poner el colchón más caro del mercado, sino uno que ofrezca comodidad, soporte y durabilidad. Y créeme, hoy en día hay opciones de gran calidad a precios muy razonables.
Si quieres que tus huéspedes vuelvan, recomienden tu alojamiento y lo recuerden con cariño, elige un colchón pensando en su descanso.
Porque nadie va a acordarse del modelo del microondas, pero sí de si durmió bien.
Yo, que he vuelto a mi casa y a mi colchón de siempre, he sentido un alivio enorme.
El primer día, dormí de un tirón, me levanté con energía y me di cuenta de lo mucho que había echado de menos ese confort. Y en Colchonería Blázquez, donde llevamos más de 60 años cuidando el descanso, lo veo a diario: clientes que cambian su colchón y que notan la diferencia desde la primera noche.
Un buen colchón no solo cuida a quien duerme en él. También protege la reputación de tu alojamiento y tu inversión a largo plazo.
Después de esta experiencia, me reafirmo: dormir bien lo cambia todo. Y dormir mal, aunque sea solo unas noches, puede arruinar un viaje entero.
Si eres propietario de un apartamento, cuida el descanso de tus huéspedes. Si es tu casa, cuida tu propio descanso. Porque al final, lo más valioso que tenemos cada día es cómo nos levantamos para vivirlo.
En Colchonería Blázquez podemos ayudarte a encontrar ese colchón que marque la diferencia. Porque no se trata solo de vender colchones: se trata de que vivas cada día con la energía, el ánimo y la salud que solo un buen descanso puede darte.
Y este tema me lleva a otra reflexión que dejaremos para otro día: la higiene en las casas y en los alojamientos. Porque todavía hay quien no utiliza fundas impermeables, fundas frías o fundas transpirables, y eso, para uno mismo ya es importante… pero aún más en casas de alquiler,hoteles, hostales, residencias… donde cada año duermen decenas de personas distintas.
De eso, hablaremos en el próximo artículo.
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